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Arenas, dispuesto a ponerse de rodillas donde
digan sus adversarios |
En el pueblo los pobres no iban a la iglesia salvo el día de la Patrona,
que se acercaban hasta la puerta para ver salir la procesión entre cohetes y marchas
reales. Los demás días, a la misa, el rosario y la novena iban sólo los ricos. Y los de
medio pelo, que querían ser como ellos. Se distinguían los unos de los otros por el
reclinatorio. Los ricos tenían reclinatorio propio, mientras que los de medio pelo nos
teníamos que conformar con coger del hueco de la escalera de la torre una silla de enea
que olía a humedad y a chinches. Me encantaban los reclinatorios de los ricos. Todos de
terciopelo y caoba, algunos con sus iniciales dibujadas con chinchetas doradas en la
cuidada tapicería del como comulgatorio donde apoyaban los brazos. Los reclinatorios eran
perfectas obras de tecnología punta de la beatería española. Se les daba la vuelta, se
tiraba de unas bisagras, se transformaban, y en el mismo reclinatorio donde habían estado
sentados durante la homilía de don Félix el párroco, se arrodillaban cuando alzaban.
Los de medio pelo no tenían reclinatorios
tan buenos. A lo más, de madera lavada, sin tapicerías de terciopelo. Incluso no tenían
capilla de mayorazgo familiar donde dejarlos, y había señoras que llegaban a la iglesia
con la criada detrás, a dos pasos, llevándoles el reclinatorio. Y los que éramos de
menos pelo todavía y no teníamos ni criada que nos llevara el reclinatorio, teníamos
que conformarnos con arrodillarnos en el puto suelo, dándole la vuelta a la silla de
enea, de humedad y de chinches que habíamos cogido del hueco de la escalera de la torre.
Voy a volver al pueblo y en algún
zaquizamí o soberado buscaré un viejo reclinatorio para mandárselo de regalo a Javier
Arenas. Y si queda alguno de don José Marcos Alvarado, que era el más rico, como sus
iniciales en la tapicería de terciopelo coinciden, se lo mandaré a José María Aznar
por Seur a La Moncloa. Ha dicho Arenas que, para complacer al PSOE, está dispuesto a
arrodillarse donde haga falta y donde le digan Almunia o Rubalcaba, y no es cosa de que se
estropee Javier los pantalones, con lo pulido que es, andando doblemente genuflexo por
esos andurriales de la campaña, con la mierda que dejó en el suelo la corrupción. Y una
vez que ambos se hayan arrodillado, les diré como a aquel torero de Madrid que llegó a
Sevilla con mucha fama de sobrado y que inició su faena de muleta de rodillas, dando una
tanda de estatuarios doblemente genuflexo. Tras la cual, salió una voz del tendido y
dijo:
-- Vale, muchacho, muy bien. Pero ahora,
¡de pie y a torear...!
Está muy bien lo de Arenas de rodillas
ante el PSOE, con reclinatorio o sin él. Pero, hijos, lleváis ya tres años de cura de
humildad, arrodillados, como pidiendo perdón por haber ganado las elecciones. Y ya es
hora de que os pongáis en pie y empecéis a torear... Claro que si voy por el pueblo, la
última rica de reclinatorio me dirá:
-- No, no es por el PSOE... Están
arrodillados porque está expuesto el santísimo.
El santísimo, claro, es Pujol.
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