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Un costalero del Cristo de las Aguas ha muerto
junto al Arco del Postigo |
Los del barrio del Postigo aún no
habíamos descubierto, con la muerte de Juan Carlos Montes, que el Arco es una puerta de
Sevilla que lleva directamente al cielo. Si antes estábamos orgullosos de haber nacido en
el mejor cahiz de tierra del mundo, ahora habremos de sentirnos naturales de la mismísima
frontera del cielo. Quiero decir que cuando me encontré en la Puerta Larená al viejo
armao, aunque era noche de cofradías, y noche de muerte en la cuarta trabajadera, aún
disfrutábamos de la gloria sin crespones negros en el Arco. El viejo armao trabaja de
camarero en un bar de la Puertalarená. Tiene esa simpatía natural de los centurianos,
gentileshombres de cámara de las columnas de Hércules que Sevilla prestó al escudo de
España. Ha pasado de Arco a Arco, y tira porque le toca encarnar esa gracia con que la
Centuria imprime carácter a los suyos. O imprimía. Me di cuenta cuando, tras la
charlita, vino la despedida:
-- Bueno, hasta el Jueves, delante del Gran
Poder, o hasta el Viernes, delante de Omnium Sanctorum...
-- No, yo ya no salgo en la Centuria... --
¿Por qué?
-- Pues mire usted, porque eso no es ya la
Centuria. Aquello, con tanta seriedad, parece Soria 9... Yo me salí con fue Pepe el
Pelao, nos salimos muchos, porque aquello ya no es lo mismo. Han hecho una Centuria de
silencio... A mí no me gusta el armao con el cigarrito, pero tampoco con esa cara de
estaca que llevan ahora... Dicen que van haciendo penitencia... ¿Penitencia? Para hacer
penitencia, como yo les digo a algunos que sigue saliendo, se pone uno un capirote verde
de la Virgen o un capirote morado del Sentencia, o se va con una cruz... Pero a la
Centuria se va con alegría, con garbo, a triunfar...
"A triunfar"... La grandeza de
Sevilla es tal, que el viejo armao, sin saberlo, junto a la muralla de la Puertalarená,
como un César de la palabra, me estaba recitando un verso de Cervantes, que por aquí
cerca, por el Compás de la Laguna, debió de andar visitando oficios de mancebía:
"Roma triunfante en ánimo y grandeza"... El viejo armao sabe a lo que va la
Centuria: a triunfar. Las plumas son como las dovelas de un arco de triunfo macareno, de
un itinerante Arco de la Macarena que fuera por Sevilla proclamando la gloria de lo que va
delante, la Sentencia, y de lo que viene detrás, la Esperanza, como en el ya famoso verso
de Joaquín Caro Romero, cirio verde de la poesía de Sevilla.
A triunfar en nombre de Pilatos. Que decía
el "Times" del Domingo de Ramos que quizá no existiera nunca. Lo afirma una
señora inglesa, Ann Wroe, en un libro que ha publicado, "Pilate, the biography of a
invented man". Traducido al macareno: "Pilatos, la biografía de un gachó que
se inventó la Centuria para triunfar por Sevilla". Creo que esta tesis es la que en
todo caso debería mantener Ann Wroe. Que importa un pito, un pito del Silencio, un pito
de madrugada, que históricamente Pilatos no existiera. Si alguien lo duda, que venga esta
noche a la calle Anchalaferia, cuando vayan los armaos triunfando en ánimo y grandeza, a
pesare del Silencio Verde y a pesar de la Centuria penitente que algunos se inventaron. Y,
si no, que vayan por la Puertalarená, de Arco a Arco, y le pregunten por Pilatos al viejo
armao:
-- Qué lástima, no sé cómo se ha
cruzado usted con él. Porque ahora mismito se acaba de ir... Iba a ver a uno de la
reventa que le había buscado un sol alto para el domingo...
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