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Lo que trabajan las abuelas y Pimentel no tiene ni
un detalle con ellas... |
He querido dejar pasar el Día de la Mujer Trabajadora para largar,
porque no hay nada peor que una feminista encampanada en la fiesta de la Patrona, ¿o no,
Lidia Falcón? Me parece muy bien el Día de la Mujer Trabajadora. ¿No me va a parecer
bien, si soy hijo de una mujer que no hizo en toda su vida otra cosa que trabajar desde
los 12 años? Cabría resaltar más el Día de la Mujer Trabajadora celebrando
barrocamente el contrario: el Día de la Mujer que No Da Ni Golpe. Pero hay unas mujeres
trabajadoras, y trabajadoras del hogar, a las que nadie les echa cuenta. Para ellas no hay
horas, ni derechos laborales, ni leyes que la amparen ni puerta donde llamar. Son las
abuelas. ¿Por qué se celebra el Día de la Mujer Trabajadora, y luego esa trabajadora es
celebrada otra vez en el Día de la Madre, y en cambio no hay ni medio día dedicado a la
Abuela Canguro? "Mamá, ven esta noche a quedarte con los niños, que tenemos una
cena" es una de las frases más repetidas, sin que nadie nunca les haga justicia. El
marido, cierto, siente y padece la maternidad, y Manuel Pimentel, que es un padrazo,
prepara la Ley de Paternidad para que los tíos tengan sus diez semanas de permiso para
cambiar pañales y dar biberones. Pero más pañales cambian y más biberones dan las
abuelas, sin que el ministro de Trabajo tenga un detalle con ellas.
Yo encomendaría a las abuelas a la suprema protección de
Amalia Gómez, que tiene una pinta de abuela joven que no se tiene. Estas abuelas jóvenes
de ahora, de tan buen ver que las toman por hermanas de sus hijas cuando van con el
coche-capota del nieto. Gracias a las abuelas viven los restaurantes en sus llenos del
viernes y del sábado, hacen esas taquillas los teatros y los cines, se llenan los hoteles
simpáticos de fines de semana de aniversarios de boda. Escriben cada año el memorial de
agravios de la mujer trabajadora, que si tiene menos salario, que si tiene más paro, y
nadie se acuerda de lo que esas abuelas azacanean en las casas: "¿mamá, por qué no
coges el coche y vas al hiper?", "¿mamá, por qué no vienes a casa, que tienen
que venir a arreglar la lavadora y tengo que salir?"
Nada, un año y otro, y nadie se acuerda de ellas. Abuelas
jóvenes que quizá aún no han abandonado su condición de trabajadoras en activo, y que
no tienen horas para echarlas en la casa de la hija. El gobierno y la sociedad se
desentiende de ellas. En esa total desprotección, hasta están expuestas a que venga un
gracioso y las llame suegras. Por ejemplo, el yerno...
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