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El Aznar de ahora no tiene nada que ver con el de
la oposición... y para mejor |
Salen
encuestas nuevas, que señalan otra vez lo que vienen diciendo hace tiempo: que a este
paso, los del persistente dolor de bicefalia no le verán al PP ni la matrícula. Ya
tienen el 4 en el marcador de porcentajes. Dar un porcentaje que empiece por 4 es la regla
de 3 de la permanencia en el poder. Pero tenían que hacer otras encuestas, de más
difícil sociometría, acerca de la calidad moral y personal de los políticos. He llegado
a la conclusión de que lo importante no es que los dirigentes sean de izquierdas o de
derechas, conservadores o progresistas. Hasta paso la mano y la página de si aciertan al
cien por cien o rectifican al doscientos por ciento. He llegado a la conclusión de que lo
más importante es que los políticos, antes que políticos, sean personas. "¿Habrá
algo peor que un político?", me decía en tiempos de la Junta Democrática de
España el bueno de mi suegro Daniel Herce, con su honrada camisa azul de sueños
imposibles de la Vieja Guardia. (Lo malo es que a veces he tenido que mandar a Daniel
muchos telegramas a su gloria de luceros, dándole la razón.)
No dicen esas encuestas nada, y
deberían decirlo, acerca de la calidad de las personas. Que al igual que los de antes
empeoraron en el gobierno, hasta el punto de defraudar a doce millones de confiadas
esperanzas, los de ahora han mejorado bastante con el poder. El Aznar de ahora es un
señor que, por fortuna para él, no tiene nada que ver con el de la oposición. No tiene
nada que ver... a mejor. Javier Arenas, en el poder, ha perdido el pelo engominado de la
dehesa, hasta el punto de que no le gastan ya ni medio chiste de señoritos andaluces.
Nada digo de Jaime Mayor Oreja. El densitómetro de Mayor Oreja da ahora valor 100, y en
la oposición apenas marcaba el nivel 60. Rodrigo Rato mismo, que tiene menos imagen que
el Hombre Invisible, transmite esa seguridad del político al que le compraríamos sin
rechistan un coche de segunda mano.
¿Cuál es la razón de esta visible
mejoría? Doctores tiene la Sociología Política de España que lo sabrán demostrar.
Aquel banderillero de Belmonte llegó al poder degenerando y esta Cuadrilla del Arte
permanece en el poder reciclando y mejorando a la oposición que eran. Llegaron
prometiendo la regeneración de España. No sé si lo han conseguido. De momento han
logrado la regeneración moral de la catadura de los gobernantes. Que, tal como estaban
las cosas, no es poco.
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