 |
Curro Romero toma el café cortado, en vaso, con
la leche muy caliente |
Desde Palma de
Mallorca me escribe Gaspar Sabater, columnista de "El Mundo de Baleares". Ha
estado en Sevilla y a su regreso a Palma ha apostado en una columna que posiblemente
servidor es el único que puede ilustrarle sobre el siguiente enredo: ¿qué hay que pedir
en Sevilla para que te sirvan lo que deseas en un bar? Me explica Sabater sus cuitas:
"En Palma, un café es un café a secas; es decir, lo que por la península suelen
llamar un solo; y un café con leche, un café con leche en taza grande. Luego tenemos un
cortado que es un café con una nube de leche. Los isleños ya sabemos que si vamos a
Madrid y pedimos un café, impepinablemente nos sirven un café con leche. Pero en Sevilla
la cosa parece que resulta ser algo mas complicada. Un camarero del restaurante La
Giralda, muy amable, trató de explicarme las distintas formas de pedir, y, lo juro, no
entendí nada. Otro, que había estado trabajando en Magalluf y que regenta un bar, al
decirme que incluso había tres tipos de tazas, logró confundirme aún un poco más, y en
el Hotel Imperial nos tuvimos que beber lo que nos echaron a 500 pesetas la taza. Como
pienso volver en breve a Sevilla, que es una pasada de ciudad --concluye Sabater-- , y
ante la bien fundada posibilidad de que no me sirvan nunca lo que en realidad deseo, pido
ayuda para poder aclararme sobre algo que, pudiendo parecer una tontería, no lo es."
No es una tontería, Gaspar. Es un lío.
Riéte de las cartas de los cafés de Viena. Donde más se sabe de café del mundo es en
Sevilla. La tabla periódica de elementos es una higa al lado de nuestra gradación del
café. Hasta algo tan simple como un café solo tiene sus gradaciones. En cuanto al
continente, solo en taza, o solo en vaso, que no tienen nada que ver. En cuanto al
contenido, solo largo o solo corto, completamente distintos. Como esa querencia del vaso o
de la taza también marca diferencias notables. Si no quieres volverte loco, Gaspar, pide
el café sin leche. Porque si pides leche es, como su mismo nombre indica, la leche.
Verás. En el café con leche existen como dos galaxias: cortado y con leche. Esto tan
simple admite variaciones que ni las de Haendel. Dos elementos tomados de dos en dos
producen resultados infinitos. Algo tan simple como un café con leche puede ser corto de
café, largo de café, corto de leche, largo de leche. Llegan las variaciones hasta la
propia negación del café. A la negación del café y ocultación de su aromático nombre
le llamamos leche manchada. Que no vayas a confundir, por Dios, con un manchado, que es
todo lo contrario, un café con sólo una gota de leche. En el cortado también hay
variaciones mil. No es lo mismo el cortado en vaso, que es como lo toma Curro Romero, que
el cortado en taza, que es como lo toma el guardia que suscribe. ¿Unirá le fe en el
currismo? Pues lo que el currismo ha unido, el rito sevillano del café lo separa. Cuando
tomo café con el Faraón, él pide cortado en vaso con la leche muy caliente y yo pido
cortado en taza con la leche fría. Pero no debes tomarte muy al pie de la letra esta
teoría sevillana del café, Gaspar, que llegaría al infinito si nos metemos en los
terrenos del descafeinado, de sobre o de máquina, y en el que "de máquina", como explicaba mi maestro don Abel Infanzón, significa "descafeinado". Por mucho que
nos esforcemos en describir el café que queremos con la delectación con que un
arqueólogo describe un bronce tartésico, llegará la mostrenca realidad del camarero,
quien tras darte carrete en la atenta escucha de tu petición, nos igualará, como la
muerte, en el grito de su comanda:
-- ¡ Que sean dos con leche y uno solo...!
Cartas al director de El Mundo de Andalucía :
[email protected]
Correo a Antonio Burgos
VEA
LA NUEVA SECCION DIARIA DE ABEL INFANZON "LA ESE 30"
VEA
LA NUEVA SECCION DOMINICAL "SEVILLA CON SEVILLANOS" |