ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 16 de enero  de 2016                
                             
 

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Con todos sus avíos

En estas sabatinas del habla sevillana comentábamos la semana pasada las tiendas de los desavíos y, en la ciudad de los duales barrocos, contradictoriamente, se nos olvidaron sus contrarios: los avíos. Palabra sevillanísima, en trance de pérdida, que traemos a este Doñana de las voces en peligro de extinción. ¡Qué avío dan en el habla sevillana los avíos! Casi tanto como en el remate de aquella parodia del fandango de Huelva que hacía, nos parece recordar, Pepe el Limpio, cantaor de un palo que ya nadie cultiva, el humorístico, y cuyos últimos representantes fueron Pepe da Rosa o Emilio el Moro. Decía aquel fandango, parodiando la famosa letra:

Yo no digo que mi barca
sea la mejor del puerto...
¡pero a mí me da el avío!

Hay muchos avíos... Que dan casi tanto avío como su barca al del muelle de Huelva en el fandango. Ya casi no se habla de los avíos del puchero, que son al potaje sevillano lo que el compango asturiano a la fabada. O sea, la carne de hebra, el tocino, el hueso de jamón... Entre otras cosas, porque cada vez se ponen menos pucheros en la candela y se abren más latas de Litoral. Los avíos son en el lenguaje de los toros los trastos de matar. O sea, las herramientas de trabajo del matador de toros: el capote, la muleta y el estoque. En elogio de un matador podemos oír frases como:

-- Tiene torería hasta cogiendo los avíos.

Aviado va el torero que los aficionados de Sevilla vean sin arte ni para coger los avíos. Y hablando del lenguaje de los toros, cabría toda una tesis sobre su evolución. Ha surgido un "tertulianés del toreo", eso que los críticos hablan de que "la faena fue de menos a más" o que "el toro colaboró". Vamos, lo que faltaba por oír: el toro, "colaborador", como Kiko Matamoros en "Sálvame". Me imagino que a los viejos conocedores de las ganaderías de bravo les molestará esa descalificación del toro en el nuevo lenguaje de la Fiesta, en el que hasta a ellos mismos les ha cambiado el nombre de su oficio. Ya no son "conocedores": "el conocedor de los Guardiola", "el conocedor de Concha y Sierra"... Ahora todos son "mayorales". Que a pesar del cambio de nombre guardan una compostura ejemplar en el mantenimiento de los viejos ritos. Ya no visten de corto a diario, ay, en sus faenas en el campo. Pero cuando se corren toros de la ganadería que cuidan acuden a la plaza con el uniforme del cuerpo al que pertenecen: con su sombrero de alancha, su chaquetilla corta, su calzón con vueltas blancas y sus botos. En el campo bravo se han perdido muchas cosas. Antes una ganadería parecía una Facultad de Filosofa, porque había un conocedor, que aplicaba la Teoría del Conocimiento sobre los encastes y las camadas. Y a don Julio Caro Baroja le leí en un estudio etnográfico sobre nuestro campo otro oficio ganadero que también sonaba a Facultad de Filosofía: el "pensaor". Que no era el de Rodin, sino el encargado de echar el pienso a los toros. Así que entre el conocedor y el pensaor, el "Cortijo de la Abundancia, Dehesa de la Alegría", parecía cosa de Platón y Aristóteles.

He dicho que los conocedores guardan la compostura del orgullo de su oficio y su atuendo campero, y vamos en remate de composición en anillo con los iniciales desavíos y avíos. Compostura es también en Sevilla el arreglo de una prenda de vestir o de un objeto roto. Por ejemplo:

-- En el Cortinglés antes te hacían gratis las composturas, pero ahora te las cobran.

Una compostura es, por ejemplo, que le corten a usted los bajos del pantalón. El habla sevillana está llena de palabras que según contexto significan una cosa u otra. No es lo mismo el corredor de una casa que el corredor que está vendiendo una finca en el Mercantil. Y ambos corredores están también en trance de perdida. Ya no se dice corredor, sino pasillo. En cuanto al otro corredor, al de dehesas de secano o de trigo duro, ahora algunos hasta se llaman a sí mismos "brokers". ¡Con lo bonito que es ejercer de corredor, palabra que se ha perdido por los corredores de la memoria...!

 

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