Para Arguiñano, salvajadas como la de Correos de Rentería son "tonterías"

Como se trata de cosas de fogones y manteles, reconozco que he entregado la cuchara. Deseo fervientemente que se den los pasos oportunos para que se logre cuanto antes la autodeterminación de la Comunidad Autónoma Vasca, al precio que sea. Si hay que pasar un pañuelo, se pasa: demasiados pañuelos hemos sacado ya para llorar... Sólo así podremos librarnos de una terrible dictadura que padecemos: la tiranía de los cocineros vascos. Estoy por proponer la creación del FLNTCV, el Frente para la Liberación Nacional de la Tiranía de los Cocineros Vascos. No sé si lo han pensado, pero cuando se logre la ansiada autodeterminación, los liberados seremos nosotros. Quedaremos para siempre libres de los pimientos del piquillo rellenos de pimientos del piquillo y otras chocanterías que han ocupado las cartas de todos los restaurantes de España como los ejércitos de Cesar Augusto ocuparon Hispania. La ocupación del Norte por la Guardia Civil y por el Ejército es nada comparada con la terrible, cruel, despiadada conquista de la gastronomía española por los cocineros vascos, perdón, por los kozineros baskos. Qué maravilla será el día que nuestros hijos vengan a despertarnos con la ilusión de los juguetes de una mañana de Reyes:

Claro que, mirado por otra parte, el pensamiento político perdería bastante. Se quedaría sin fundamento. Fundamentalismo viene de fundamento. ¿Qué va a ser de nosotros sin Arguiñano? Arguiñano no solamente pone el perejil necesario en el obligatorio pimiento del piquillo, sino que pone también la verde planta umbulífera en el difícil camino de la paz. Ya se sabe: con pan y vino...y perejil se anda el camino. Cuando vi que quemaban la oficina de Correos de Rentería y los locales de la Seguridad Social de Getxo (Guecho, en la lengua de los pueblos bárbaros del Sur), creí que contemplábamos una incomprensible salvajada, ante el habitual silencio del Pacto de Estella, que ríase usted de los tópicos silencios de la Maestranza: los silencios de Estella son mucho más profundos, a ver quien se atreve a levantar la voz... Creí eso, hasta que recibí doctrina de Arguiñano, según la praxis de Forrest Gump: "Aquí no pasan nada más que tonterías, y a las tonterías hay que darles sólo su importancia". Sepan todos cuanto esto vieren y leyeren, pues, que debemos tragar con esas tonterías. Si encuentran difícil la deglución, pónganle el fundamento del perejil. Será la única forma de poder librarnos algún día de Arguiñano y sus euskotonterías.

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