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"Tito Lele" quiere quitar las mulas en
los enganches de la Feria de Sevilla |
Si hay un andaluz con el don de la
ubicuidad, un hombre-orquesta de las iniciativas cívicas, es el presidente de los
empresarios, Rafael Alvarez Colunga. Por el lado de los amigos del sombrero de ala ancha o
de los cuadros de Juan Roldán; por la CEA o por la Fundación Antonio Mairena, por algún
sitio, llega un instante de nuestra vida en que todos somos sobrinos espirituales de Tito
Lele. Lele es un tío rico que todos tenemos. Tiene de bueno, además, que no hay que
esperar que se muera para heredarlo. A Tito Lele, hombre rumboso y generoso, siempre lo
heredamos en vida, pues lo mismo organiza la Exaltación de la Saeta, ayuda a unos
jóvenes licenciados para que monten su empresita o se sube al pescante del Club de
Enganches. Tengo dicho que regalan un televisor y un apartamento en La Manga del Mar Menor
al que demuestre haber visto una mala cara a Tito Lele, de cuyo rostro que nunca se cae la
perenne sonrisa eginética.
En su don de la ubicuidad, Alvarez Colunga
anduvo presentando a dos manos cosas a señoras de la política. Presentando una
conferencia de Esperanza Alvarez y presentando a Soledad Becerril un plan con el que el
Club de Enganches quiere limpiar, fijar y dar esplendor al llamado paseo de caballistas de
la Feria de Sevilla, que más que paseo de caballistas es roneo de coches de caballos. Me
parece bien que, por fin, le metan mano a esta imagen universal y exportable de Sevilla.
No hay razón para que a la misma hora en que los veterinarios están echando para atrás
todo lo echable en las corraletas de la plaza de los toros, cualquiera vestido de El
Zorro, con el caballo de cartón de un fotógrafo, se pueda colar en el paseo (roneo) de
caballistas de la Feria sin que nadie lo eche atrás en el reconocimiento. Tenían que
aprender los caballistas de las cofradías, y poner un patíbulo o palquillo de control a
la entrada de la feria, con gente de paladar y gusto demostrado, como Luis Ramos Paúl,
que fuera pasando revista a los caballistas y diciéndoles:
-- Usted puede pasar, pero usted, así como
va, en mangas de camisa y con pantalones vaqueros, no puede entrar ni en la feria de
Sevilla... de Santa Coloma de Gramanet.
Invitaría incluso al Lele a que estos
jueces profundizaran más. Que quitaran de la feria cuanto de Carnaval de vanidades hay, y
me estoy metiendo en el terreno de tu libro, Robles, hijo. Yo he visto en la feria, un
poner, a un antiguo líder de Comisiones Obreras disfrazado de señorito de Jerez. Muchos
que van roneando de señoritos están absolutamente tiesos. Como el Cobrador del Frac
creara el Cobrador de Traje Corto, ¡qué embotellamientos de caballos iba a haber en la
feria, Lele, con tanto antiguo señorito completamente tieso y debiendo hasta de
callarse...! Si el Club de Enganches hiciera un control del dinero negro blanqueado en la
compra de disfraces de señoritos andaluces, montados o rodantes, calculo yo que entraban
en la feria... siete u ocho coches por lo menos.
Ahora, que me escribe una mula de un coche
clásico donde los haya, una jardinera cortijera, de Rocío de la Cámara y no veas el
mosqueo que tiene, Lele: "Dígale usted a su Tito Lele que qué le hemos hecho las
mulas para que la tome con nosotras de esta forma. Dígale que buenas están con él las
mulas de la Casa de Alba"... Por tus mulas toas, Tito Lele: mira en Rute, que hasta
protegen al burro, con perdón. Nada, lo que tenemos es que crear la Asociación de
Defensa de las Mulas Todas Andaluzas. Y que la presida Lele, naturalmente...
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Empresarios andaluces 2
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